Nota:
Este artículo es una adaptación de la versión original en hebreo, escrita para una audiencia judía, al español para una audiencia cristiana.
Si deseas leer el artículo original en hebreo para lectores judíos, o la versión en árabe adaptada para lectores musulmanes, selecciona el idioma correspondiente haciendo clic en la bandera adecuada a continuación.
“¡Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus obras entre los pueblos!”
(1 Crónicas 16:8)
Si estamos llamados a proclamar Sus obras, ¿por qué no las compartimos más? Fíjense lo que dicen las Escrituras:
“Cantad al Señor, toda la tierra; anunciad su salvación día tras día. Proclamad su gloria entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos.”
(1 Crónicas 16:23-24)
“¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra; digan entre las naciones: ‘¡El Señor reina!’”
(1 Crónicas 16:31)
Llamado a Ser Luz para el Mundo
La Biblia nos habla del plan de Dios para que todas las naciones lo conozcan:
“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar.”
(Habacuc 2:14)
Y Jesús mismo nos dijo:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.”
(Mateo 28:19-20)
Nosotros, como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser luz en este mundo. Los milagros del pueblo de Israel — antiguos y modernos — son testimonio vivo del poder y la fidelidad de Dios. ¿No deberíamos compartir este testimonio con el mundo?
Milagros en la Historia del Pueblo de Dios
El pueblo judío ha vivido milagros únicos, desde el Éxodo hasta el regreso a su tierra en tiempos modernos.
“Yo haré volver del cautiverio a mi pueblo Israel; ellos reedificarán las ciudades asoladas y las habitarán. Plantarán viñas y beberán su vino, cultivarán huertos y comerán su fruto. Yo los plantaré en su tierra, y nunca más serán arrancados de la tierra que yo les di.”
(Amós 9:14-15)
La supervivencia de Israel — a pesar de persecuciones, guerras y amenazas — es claramente una obra de Dios.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.”
(Romanos 8:28)
Unidad en la Fe
Es tiempo de que los cristianos reconozcamos el papel de Israel en el plan divino. Como dice Pablo:
“Tú, que eras olivo silvestre, fuiste injertado entre ellos, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo. No te jactes contra las ramas.”
(Romanos 11:17-18)
Todos somos parte de un gran plan, unidos bajo Cristo, el Mesías prometido. Proclamemos juntos:
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla… y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor.”
(Filipenses 2:9-11)
Una Visión para el Futuro
Dios promete que todas las naciones lo adorarán en unidad y paz:
“Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará… Regocijémonos y alegrémonos en su salvación.”
(Isaías 25:9)
“Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.”
(Isaías 56:7)
En el Apocalipsis leemos:
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud… de todas naciones, tribus, pueblos y lenguas… y clamaban a gran voz, diciendo: ¡La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero!”
(Apocalipsis 7:9-10)
Milagros que Requieren Acción
No necesitamos esperar otro milagro para actuar. Dios ya ha obrado grandes maravillas.
- Comparte el Evangelio con valentía.
- Sé luz en tu comunidad.
- Ora por la paz y la salvación de las naciones.
Jesús nos enseñó a orar:
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.”
(Mateo 6:10)
“El Señor reina; regocíjese la tierra.”
(Salmo 97:1)
Una Llamada a la Fe
Si todos estos milagros — desde la existencia de Israel hasta la resurrección de Cristo — no son prueba del poder divino, ¿entonces qué lo es?
“Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él.”
(Salmo 118:24)
La fe en Jesús une naciones, sana heridas y nos guía hacia la paz eterna.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.”
(Juan 3:16)
¡Proclamemos juntos: El Señor reina ahora y para siempre!